El niño que fue asesinado por "Halo".

  Desde hace ya bastante tiempo, internet y mas concretamente el canal de vídeos online YouTube, se han convertido en las plataformas preferidas por los usuarios para colgar sus vídeos caseros. En muchísimas ocasiones algunos de estos vídeos consiguen convertirse en todo un fenómeno social alcanzando con facilidad millones de visitas. 

  Pero... ¿Y si la atención se centra en imágenes protagonizadas por algún menor de edad? ¿Está protegida la privacidad de los niños en la red? ¿Puede tener consecuencias negativas esa sobreexposición pública en una mente aun inmadura? A continuación intentaré reflexionar sobre estas y otras cuestiones a través de un ejemplo concreto; La historia de la muerte de "The Halo Kid", un niño de once años cuya mayor ilusión en la vida era ser igual que el Jefe Maestro.

AVISO: El siguiente artículo contiene versos de Miguel Hernández, un salmo completo de la Biblia y párrafos del autor tremendamente populistas, pretenciosos y de mal gusto. Leed bajo vuestra propia responsabilidad, el que os avisa si es un traidor.

 The Halo Kid      

Sorprendentemente esta es la única imagen en toda la red que
 trata de salvaguardar el anonimato del menor. Y sí, fui yo.

  En 2008 empezaron a verse por la red un par de vídeos protagonizados por un niño americano de once años. En ellos el chico nos dejaba patente su gran afición por los videojuegos de Halo y las manualidades: Equipado con una armadura hecha de cartón, celo y papel de aluminio, e imitando milimétricamente los movimientos del Master Chief, iba mostrando a la cámara un completo arsenal, hecho también de cartón, que reproducía fielmente casi una veintena de las armas del juego. He decidido no incluir los vídeos en cuestión para respetar el espíritu crítico de este artículo.

  Las páginas dedicadas a los videojuegos, no tardaron en mostrar y comentar de forma masiva estas imágenes, ante el beneplácito de su público.

  Algunos de los comentarios aparecidos en páginas españolas:

"dios mio, pa darle 3 ostias al niño y otras 3 a los padres. Este joputa seguro que con 17 ametralla a todo el instituto por sentirse marginado. Es que se empieza así, haciendo el gilipollas... en fin." 

"Qué niño tan majo! Me parece un auténtico genio! :-)"

"Un nuevo monstruo esta naciendo en la red, darle un poco de tiempo para que hagan un remix en condiciones XDD."

"Solo es un niño jugando, no hace falta ser tan cruel."

"Castración química para el niño."

 Su muerte:      

  A las pocas semanas de que Halo Kid alcanzara el estrellato en la red, nos llegaba otra noticia, el sobrecogedor comunicado de su fallecimiento: Al parecer había muerto en su casa, durante el horario de clase, disparándose accidentalmente con un rifle de caza. La comunidad videojueguil no tardó en hacerse eco de la noticia, algunos con mas acierto y mejor documentados que otros, y al mismo tiempo empezaron a surgir espontáneamente movimientos de defensa "preventivos" de los videojuegos en general y de Halo en particular. 

  Queríamos dejar bien claro antes de un posible ataque (que jamás llegó) de los medios de comunicación, que los videojuegos no habían tenido la culpa. Tan claro lo queríamos dejar, que el propio hecho de la desgraciada muerte de un niño pasó forzosamente a un segundo plano. Aunque inevitablemente siempre puede quedarnos la sospecha de si un accidente fortuito no pudo ser en realidad un suicidio...

Algunos de los comentarios aparecidos a raíz de la noticia de su muerte:

"Que patético. Y eso que en el vídeo parecía un buen chaval, sobretodo en el tema creativo habiendo hecho todo, pero le tendrían que haber puesto un límite."

"Yo supongo que la culpa es de los padres. Cuando tenga un/a hijo/a espero tenerlo/a mucho más controlado/a.  Hay cosas que no deberían estar al alcance de los niños."

"Seguro que este chavalin estaba deseando matarse y que los accidentes no existen. En fin, una lastima." 

"Pobre imbécil. Ya de por sí es estúpido que maneje un arma real, y peor si está cargada. Si era tan friki de las armas fantasiosas mínimo sabría cuando un arma tiene balas. Que el mismo se dispare en la cabeza tiene tela. No era un bebe de 3 o 4 años. Padres: Logro conseguido, te deshiciste de un imbécil." 

"Ahora la culpa será del videojuego Halo, que promociona la violencia y no de la sociedad del rifle americana, que quiere poner un arma en cada hogar estadounidense."

 "Nosotros no hemos sido"      

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatifecho arado.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Le veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de arena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.


Extractos del poema "El niño yuntero"                   Los niños "yunteros" de la red
MIGUEL HERNÁNDEZ 1937                  

  Nunca fui muy aficionado a la poesía, pero mientras escribía estás lineas no paraban de acudir a mi mente estos versos de Miguel Hernández, más curioso aún cuando los creía ya olvidados. Tras surgir la noticia de la muerte de "el niño de Halo", la mayoría no perdimos ni un segundo en lavarnos públicamente las manos cual Poncios Pilatos de pacotillas. Todos aquellos que nos relacionábamos directa o indirectamente con el mundillo de los videojuegos, clamamos al unísono: ¡YO NO HE SIDO!.

  Nosotros los jugadores, los mismos que aplaudimos y vitoreamos con la mandíbula desencajada al pequeño iconoclasta, fuimos también los primeros en buscar y señalar a los "verdaderos" culpables del crimen. Cualquier cosa antes de cargar con ese pesado saco que es la culpa.

• La culpa es de la sociedad americana y de su permisibilidad con las armas de fuego.
• La culpa es de los padres.
• El niño estaba loco.

  No nos sentíamos responsables de lo ocurrido, pese a que el el niño era un jugador (un niño yuntero como reza el poema), y nosotros éramos los jugadores adultos (los hombres jornaleros). En ningún momento se nos ocurrió salvarlo de su propia ingenuidad, de la despreocupación tan natural a su edad. No movímos ni un solo dedo para salvarlo de si mismo.

  En lugar de eso lo alentamos y jaleamos más. Nosotros mismos empujamos a este imberbe "Quasimodo" al centro del escenario mediático, con nuestros, comentarios, artículos, montajes y vídeos. Coronándolo como "el príncipe de los bufones" para después arrojarle los tomates y así satisfacer aun más nuestras ansias de carnaza.

  Pocos aceptamos lo que realmente ocurrió; Nos habíamos reunido unos cuantos miles de adultos, junto a otros miles de niños, para lapidar publicamente a un chaval de once años. Así de cobardes fuimos. Diez mil contra uno, para qué correr riesgos.

 Reflexión final:      

  No soy demasiado creyente, pero unas palabras tan cargadas de lecturas y significados como estás, han apaciguado mi mala conciencia en mas de una ocasión además de arrancarme alguna que otra lágrima, de esas que hoy en día resguardamos en nuestro interior, casi a cualquier precio. Recordad que los no cristianos no deberíamos pronunciar Amén al acabar.

El Señor es mi pastor,

nada me falta.

Aunque camine por cañadas oscuras,
Nada temo, porque tú vas conmigo.

En prados de hierba fresca, me haces reposar,

me conduces hacia fuentes tranquilas

y repones mis fuerzas.

Me guías por la senda del bien,

haciendo honor a tu nombre.

Aunque pase por quebradas peligrosas,

ningún mal temeré,

porque tú estás conmigo,

tu bastón y tu cayado me protegen.

Me preparas un banquete

para envidia de mi adversario,

perfumas con aceite mi cabeza

y mi copa rebosa.

Tu amor y bondad me acompañan

todos los días de mi vida;

y habitaré en la casa del Señor

por días sin término.

(Salmo 23)

  El niño de Halo realmente NO HA MUERTO y todo fue un triste bulo ideado y pregonado por almas cándidas. Así que ahora ya podemos volver a entonar satisfechos la cantinela de: NOSOTROS NO HEMOS SIDO. Pero tampoco me gustaría despedirme sintiendo que respiráis aliviados. Ya que si murió un niño canadiense de once años por esas fechas, descerrajándose un tiro en la sien accidentalmente. Solo el fruto de una malintencionada información nos hizo pensar que se trataba del mismísimo "Halo kid".

  Creo que en demasiadas ocasiones la red nos permite ser jueces y verdugos de aquello que vemos, y he de reconocer que me preocupa la facilidad y frecuencia con la que subimos a niños al banquillo de los acusados.